Aquí os dejo la crónica de ese día.
Cuando Curro paseaba la oreja del cuarto toro, en el ambiente flotaba la sensación de haber presenciado una obra rematada que un torero legendario acababa de concluir. Sólo 24 muletazos dio Romero a un buen toro de Jandilla, suave y que hizo posible ese toreo sin par del genial camero. Un toro que en parte enseñó Joselito en su quite y con el que sin preámbulos se fue Curro al tercio.
Y allí inició la sinfonía. En redondo, en dos series de tres muletazos, cada vez más lentos. La primera de las tandas la remató con el de pecho y la otra con una bellísima trincherilla. Ya estaba el climax logrado pero lo que vino a continuación fue mejor. Con otros muletazos con la diestra, con la trincherilla, el de la firma y el molinete alegre e improvisado. Y aún obsequió el torero con una serie al natural concluida con ayudados por alto y dos kikirikí antológicos. Todo concluyó con la pasión desbordada.
Lo mejor de Joselito lo hizo al quinto, un toro que no fue fácil pues embestía rebrincado pero con el que logró series largas y muy rematadas por ambas manos. Excelente el torero madrileño con la espada.
El primero de José Tomás fue un toro peligroso del que desistió pronto el torero.
Me acuerdo, David. Perfectamente. De las sensaciones más intensas que he vivido en nuestra plaza de Pardaleras. Fue tomar la muleta a ese cuarto de la tarde, comenzar la faena y toda la plaza se transformó: 24 muletazos y 24 olés clamorosos que se tuvieron que oír en Elvas. Y recuerdo la cara de satisfacción del maestro dando la vuelta al ruedo, con un manojito de romero en la mano. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Juan. Me alegra que me leas. Vivan los Toros, The Smiths, Joy Division y la buena música, jeje.
ResponderEliminarPues yo no me acuerdo de ese día,pero me acuerdo bien de la madrugada siguiente. Fue el día que me dio el jamacuco. Y, fíjate David, desde ese día no he vuelto a fumar. Tengo la fecha grabada, el 28 de junio de 2000.
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