martes, 15 de marzo de 2011

Diego Bardón, torero pánico.



Hoy me apetece presentaros, para aquellos que no lo conozcáis, a Diego Bardón, personaje extremeño polifacético, integrante del grupo artístico Pánico.

Diego Bardón (Fuente del Maestre, Badajoz, 1943) es todo un personaje que puede presumir, aparte de seguir corriendo maratones de espaldas, de haber tenido una vida intensa e interesante, pues ha sido actor, periodista, novillero, empresario taurino y productor de espectáculos. Diego Bardón es famos hoy en día por correr maratones de espalda. Según Diego, un día corriendo el maratón de Nueva York vio a una guapa mujer en el público que le jaleaba y que le ofreció una botella de agua. Sintiendo la necesidad de seguir mirándola se dio la vuelta y corrió de espaldas hasta que la perdió de vista. Aquello fue como una revelación que le gustó, ¿por qué no ver al público en la retirada y no en el acercamiento del correr?

Pero antes de ser atleta reconocido, Diego fue novillero y se le conoció como el torero pánico, aunque no llegó a tomar la alternativa por ser comunista confeso en España en la época de Franco y por Troskista en Méjico. Cuestión de matices. En una de las corridas que “toreó” en las años sesenta y estando en el último tercio, en lugar de estoquear al novillo le ofreció una hoja de lechuga entre el escandalazo de la afición que no se creía que pudiera haber desvergüenza semejante. Los defensores de los derechos de los animales, enterados del acontecimiento, lo invitaron a dar una charla. Diego aceptó encantado y, ante los ojos espantados de los asistentes, ocupa el tiempo de la charla en retorcerle el pescuezo a un pollo.

Lo de pánico no es por que tenga poco o mucho miedo delante de los toros, que tendrá lo suyo, si no porque está adscrito al grupo Pánico entre cuyos ilustres integrantes se encuentran Fernando Arrabal y Alejandro Jodorowski. En el año 1972 y en una sala de exposiciones de París, cogió las astas de un toro que colgaba de la pared y se corneó en la ingle impregnando con su sangre las caras de los asistentes.

Pues eso, que me apetecía presentaros a este personaje que ha parado, templado y mandado en la vida como le ha dado la gana; como los buenos toreros, como Paula, como Curro...

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