Gracias al curso de Periodismo Taurino, patrocinado por la Fundación Joselito, tuve la oportunidad de asistir ayer por la tarde a la primera mesa redonda organizada por mis compañeros de curso. El tema fue "El vestido de torear", y para ello tuvimos la suerte de contar con la presencia de tres protagonistas de excepción.
En primer lugar nos habló Justo Algaba, sastre de toreros desde hace 25 años. Justo nació en la región española de la Mancha, el año 1948. Ha sido durante muchos años el único sastre de toreros con tiendas cara al público. En la actualidad cuenta con una pequeña multinacional de ropa taurina, pues tiene tiendas abiertas en Madrid, Sevilla y México. Justo Algaba ha vestido a las primeras figuras del mundo del toreo como Curro Romero, Rafael De Paula, Antoñete, Paco Ojeda, Espartaco, Esplá o Ponce, entre muchos otros. Tuvo el orgullo de vestir a las tres primeras figuras que lidiaron en la corrida de inauguración de la Expo de Sevilla, que fueron Curro Romero, Paco Ojeda y Espartaco.
Justo Algaba comenzó su charla dejando claro que la ropa de torear también tiene su moda. Nos hizo un viaje por la historia del toreo y nos comparó el traje de hace 100 años, ésos que portaban Joselito el Gallo o Belmonte, con los actuales. Mientras que los primeros -nos explicaba el modisto manchego- se cosían a mano y tenían un género mucho más dulce y agradable, los trajes actuales se bordan a máquina y llevan incorporados los últimos avances en materia textil, como puede ser la repelencia a la sangre o al agua. En la elaboración de un traje de luces trabajan alrededor de 50 personas y el precio suele rondar los 3000 euros por lo que, al igual que le ocurre al ganadero con sus toros, puede llegar a resultar antieconómico. Si Juan Belmonte decía que se torea como se es, Justo Algaba nos dejó claro que cada torero se viste reflejando su personalidad y que el trabajo del sastre es precisamente ése, el de hacer un traje cómodo, estético y bello con el que el torero se sienta identificado. Nos adelantó que el Domingo de Resurrección habrá alguna sorpresa con el traje que lucirá Morante de la Puebla.
En segundo lugar tomó la palabra Juan Vicente De La Calle, mozo de espadas en la actualidad de Manuel Díaz "El Cordobés". Juan Vicente nació en enero de 1973 en el seno de una familia taurina, por lo que ya desde pequeño veía por casa trajes de luces, capotes y muletas. Después de sus estudios, con dos años de delineación y secretariado informático, y después de hacer de ayudas a su padre, Vicente De La Calle, comienza a ir de mozo de espadas con los novilleros de la escuela taurina de Salamanca. Más tarde pasa a formar parte de la cuadrilla de Martín Pareja Obregón, pero es con el diestro portugués Víctor Mendes con el que comienza a viajar por todas las ferias de España, Francia, Portugal y América latina. Después del diestro portugués vino una larga lista de nombres, entre los que podríamos destacar a Miguel Abellán y a la matadora Cristina Sánchez.
Juan Vicente nos explicó la relación que tiene el mozo de espadas con el vestido de luces. Es una relación que comienza desde el mismo momento en que se empieza a engendrar el traje, pues es el mozo de espadas el que actúa de intermediario entre el torero y el modisto. Una vez tomadas las medidas y elegido el color, el mozo de espadas se encargará de elaborar un costurero con hilos y accesorios (lentejuelas, alamares...) de las mismas tonalidades que el traje de luces para así poder arreglar sobre la infatigable marcha de la temporada cualquier roto o descosido que sufriera el traje. Una vez llegado el día de la corrida -nos explicaba Juan Vicente- es el mozo de espadas el encargado de montar el vestido de luces en la silla. Anteriormente se ha decidido entre el torero y el mozo de espadas el vestido que se lucirá esa tarde; dependiendo de la plaza y del vestido, si se lo ha puesto más veces, si es un día significativo etc... El momento de ayudar al torero a vestirse es un momento de mucha intimidad y tensión, en el que el mozo de espadas percibe todas las sensaciones y pensamientos que están pasando por la cabeza del diestro en ese instante. Nos decía Juan Vicente que él sabía si su matador iba a estar bien o mal esa tarde en el momento de atarle los machos. Una vez pasada la corrida, el mozo de espadas y su ayudante se encargan de lavar en la bañera del hotel el traje de luces. El proceso es siempre el mismo: agua mineral para no dejar cercos de cal, un cepillo de uñas para no dañar las lentejuelas y un frotamiento firme que elimine cualquier resto de sangre. Una curiosidad: los restos de sangre humana son mucho más difíciles de eliminar que los del toro.
El último en tomar la palabra fue el matador de toros Sergio Marín nacido en Coslada (Madrid) el 18 de enero de 1985. Sergio Marín se presentó en Las Ventas el 1 de Agosto de 2003 con reses de hermanos Domínguez Camacho, acompañado de Luis Miguel Vázquez e Iván García. Toma la alternativa en Coslada el 10 de Junio de 2006, actuando de padrino Manuel Díaz "El Cordobés" y de testigo Vicente Barrera con astados de la ganadería de Albarreal, consiguiendo un total de cuatro orejas. Confirma la alternativa el 15 de agosto de 2006.
Sergio Marín nos hizo un repaso a toda su carrera y nos recordó a modo de anécdota el primer día que se vistió de luces, en el que le ayudó a vestirse su padre y en el que ninguno de los dos entendía cómo en una chaquetilla tan pequeña y una taleguilla tan ajustada podía caber el cuerpo del joven torero. El diestro madrileño afirmó sentirse más cómodo con el traje campero que con el traje de luces, pero afirmó que a base de acostumbrarse se hace el cuerpo al traje de luces. El joven matador aseguró no ser nada supersticioso y dejó claro no tener problema en repetir un traje de luces con el que haya estado mal o haya sufrido una cogida. El color favorito de Sergio Marín es el azul pavo, color con el que tomó la alternativa y con el que espera triunfar muchas tardes esta temporada.
